Con este año nuevo de 2020, comenzamos esta aventura una treintena de personas que sabemos lo que es el sufrimiento. Todos lo conocemos porque es consustancial a la propia existencia humana. Algunos de nosotros lo hemos experimentado de una manera tan particularmente dura que ha acarreado serias consecuencias personales, psicológicas y sociales; otros nos enfrentamos en nuestro quehacer profesional con esas consecuencias, cara a cara, con el sufrimiento ajeno. Pero unos y otros estamos unidos en el afán por la superación del sufrimiento, por la recuperación, por el empoderamiento y la integración. Unos y otros estamos unidos en un propósito común: ser felices y estar libres de sufrimiento.
Y en esa búsqueda, en ese anhelo, algunos de nosotros como Milarepa (ese yogui y maestro tibetano) hemos experimentado que el contacto con la naturaleza, con la montaña, puede proporcionarnos un simple y profundo sentimiento de conexión y libertad, de dicha; un efecto sanador, terapéutico, un camino hacia la liberación del sufrimiento.
Cuando existe un propósito, el esfuerzo y el dolor cobran sentido porque nos acercan a lo que realmente queremos. Es más, el esfuerzo por alcanzar ese propósito lo hace tanto más valioso y es por ello que lo aceptamos. No hay sufrimiento, solo dolor. Y ese dolor tiene sentido pues forma parte del proceso y conlleva la anticipación del gozo, del disfrute por la dirección elegida.
Eso nos enseña una afición como el montañismo, que el esfuerzo y el dolor por alcanzar el objetivo no tienen por qué ser identificados con el sufrimiento. Que éste es solo un estado mental, una elaboración aversiva del dolor. Mientras que si aceptamos el esfuerzo, éste podrá acercarnos a lo que realmente valoramos. El entrenamiento supone esfuerzo y motivación para el esfuerzo, como parte del proceso al servicio de poder disfrutar de una maravillosa sensación de contacto y conexión con la naturaleza, de libertad y de logro, de plenitud y de empoderamiento.
Por eso no le tememos a los retos. Queremos transformar el dolor en algo que tenga sentido, en algo que de sentido a nuestra vida y nos motive a ponernos en marcha y caminar. Habiendo vuelto incluso de lo más profundo de los abismos podemos soñar con subir a lo más alto, a las montañas más altas de la tierra, al corazón de los Himalayas. Ese será nuestro reto y nuestra motivación para la superación: en octubre de 2021 ascender hasta el campo base de los Annapurnas. No le tememos al esfuerzo porque sabemos lo que es el sufrimiento y ésto es sólo dolor. Sabemos que no será fácil. Incluso que, aún entrenados, no contemos con la financiación necesaria para culminar nuestro sueño. Estamos abiertos a lo que la vida nos ofrezca y, en cualquier caso, agradecidos al proceso de crecimiento personal que iniciamos.
No estamos locos, que sabemos lo que queremos (como diría Ketama). No hemos perdido el juicio, pero sí que estamos locos por la montaña y dispuestos a cometer la locura de soñar con superar los abismos para alcanzar el corazón de las montañas más altas y bellas de la tierra.
Suerte y disftutad del proceso.
Inhala~Exhala♡♡♡
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